- Marco Monge Gómez
Primer homicidio: un reto para los primeros investigadores del OIJ
El caso no logró esclarecerse judicialmente
OIJ inició sus funciones bajo la nueva Ley Orgánica de su creación en el año de 1974
Eran las 12:45 de la tarde del viernes 11 octubre del 1974. Ya el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) tenía tres meses de haber iniciado labores bajo su creación por Ley Orgánica 5524. Esa tarde los investigadores Guido Jiménez, Ricardo Granados, Enrique González y el fotógrafo Carlos Quesada, de la Oficialía de Guardia, bajo la clave 530 recibieron la llamada por parte de la Central de Radio Patrullas, que los enfrentaría por primera vez a atender un caso de homicidio.

El fallecido fue un hombre identificado como de apellido Barrot, de 68 años y vecino del sector de San Juan de Tibás, quien vivía solo y se desempeñaba como fotógrafo profesional, en un estudio fotográfico que tenía instalado en su vivienda.
Aparentemente una vecina de Barrot, fue quien avisó a las autoridades de Radio Patrullas, que algo extraño sucedía en la casa del hoy fallecido, pues en apariencia habían llegado unos sujetos a bordo de un vehículo y luego habían salido muy rápido del lugar. Los personeros de Radio Patrullas llegaron a la vivienda y fue cuando hallaron el cuerpo del hombre ya sin vida; de inmediato alertaron a los investigadores judiciales de lo ocurrido.

Una vez que el equipo de investigación recibió la alerta, se trasladaron hasta el sitio del suceso, encontrando a Barrot atado de pies y manos, además amordazado con un trapo y un cable; fue ahí que inició el reto de investigar lo ocurrido.
En la vivienda realizaron la respectiva inspección, sin embargo, lo que recolectaron fueron muestras de los rastros de sangre, las cuales fueron enviadas a los laboratorios para que su análisis. El cuerpo de la víctima fue trasladado a la Morgue Judicial, donde le realizaron la autopsia, misma que indicó como causa de muerte la asfixia por sofocación y estrangulación.
“…Iniciamos las diferentes labores de investigación del caso, sin embargo, ante este hecho surgió un gran problema pues contábamos con poca experiencia, esto debido a que en ese momento dábamos nuestros primeros pasos como investigadores…”, manifestó el señor Guido Jiménez, ex agente judicial encargado de investigar el homicidio.
Por otra parte, indicó Jiménez que a pesar de que pasaron trasnochando e investigando por muchos meses, no lograron concretar alguna prueba contundente que indicara quién era la persona responsable y un posible móvil. Preliminarmente se estableció el robo como móvil de este homicidio, pero nunca se logró esclarecer judicialmente quienes fueron los sospechosos de cometerlo.
Asesinos estaban recluidos en centro penitencial

No se pudo establecer con prueba técnica quienes fueron las personas culpables de tan atroz hecho delictivo, sin embargo, y según comentó don Guido Jiménez, policialmente se manejó la hipótesis de que fueron personas que estaban recluidas en la Penitenciaria Central, los presuntos culpables de este crimen. Pero ¿cómo probar que sujetos que en ese momento estaban recluidos en un centro penitencial fueran los mismos que cometieron el homicidio?
Aparentemente un sujeto conocido en esa época como “Copetes” y quien supuestamente fue uno de los primeros en permanecer preso en dicho lugar (Penitenciaria Central), era quien lideraba una banda dedicada a cometer secuestros y asaltos, entre otros delitos. En apariencia en esa época, los encargados de seguridad de la Penitencieria, negociaban con algunos reos y les permitían salir en horas de la noche. Los presos, al parecer iban a delinquir y luego, en la madrugada, ingresaban de nuevo a dicha cárcel para simular que habían pasado la noche en el lugar.
Presuntamente en una de las mencionadas salidas, fue cuando un grupo de reos dirigidos por alias copetes y al parecer ayudados por un familiar de Barrot, quien tenía acceso a la vivienda y conocía el valor de los equipos fotográficos que se hallaban en la casa, llegaron hasta la propiedad de éste, ingresaron a asaltar la vivienda y le provocaron la muerte.
Jiménez agregó que pusieron alma, corazón y vida, sin embargo, las pocas informaciones confidenciales que recibieron, aunado a la falta de experiencia y de recursos, fueron importantes obstáculos para llegarle a los responsables y poder cerrar el caso judicialmente, por lo que se emitió un informe sin reo preso al Ministerio Público.