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  • Juan Pablo Alvarado García

Masacre en Liberia: la muerte de cinco jóvenes que conmocionó al país

Actualizado: 18 jul


Fue apodado por la opinión pública como el “Monstruo de Liberia”, Ríos Mairena fue descrito ante los medios de comunicación por el exdirector del OIJ, Walter Espinoza Espinoza (q. e. p. d.), como una persona hostil, poco empático, agresivo y con tendencia a justificar los actos que comente, con rasgos de sadismo, pues le gusta infligir dolor a las personas y obtiene placer de eso, tal como lo demostró al matar de uno en uno a cada una de sus víctimas.



Hay crímenes que pasan desapercibidos y otros que dejan huellas difíciles de borrar. La vida de cinco jóvenes con deseo de superación, se cegaron de la peor forma posible para cualquier ser humano.


Apenas transcurrían las primeras horas del 19 de enero del 2017, cuando dentro de un pequeño apartamento ubicado en el humilde barrio La Victoria en Liberia, Guanacaste, fueron brutalmente asesinados, apuñalados hasta la muerte en un misterioso quíntuple homicidio que sacudió al país entero.


Los cuerpos fueron encontrados dentro de una vivienda a eso de las 6:00 de la mañana de ese viernes y la escena fue escalofriante.

Dos mujeres yacían en una cama. Amarradas por las muñecas y por los tobillos, estaban casi una encima de la otra. La cama y las vestimentas tenían gran cantidad de sangre.


En el piso de esa misma habitación se encontraba el cuerpo de otras tres víctimas: una mujer, amarrada al igual que las otras dos y cubierta de sangre; a su lado un hombre en la misma situación y, a unos centímetros de distancia otro hombre, boca abajo.


Llamada al 911


La tragedia salió a la luz a primeras horas de la mañana del viernes, cuando un hombre llamó al sistema de emergencias del 9-1-1 para alertar que su esposa había recibido a las 02:09 de la madrugada un mensaje de audio alarmante de una vecina.


En ese mensaje solo se escuchaba la voz de una femenina decir: “Muchacho ¿Usted jura que no nos va a hacer nada? (…) Muchacho, es que me estoy descomponiendo”



Cinco jóvenes fueron encontrados fallecidos en un apartamento en Liberia, Guanacaste. La Nación 2017.
Cinco jóvenes fueron encontrados fallecidos en un apartamento en Liberia, Guanacaste. La Nación 2017.

Tras escuchar esa súplica, el hombre y su esposa no solo llamaron a los cuerpos de emergencia, sino que fueron a la casa de al lado y encontraron a una joven consciente, pero con un sangrado fuerte que provenía del cuello. La herida era tan profunda que la menor de edad no podía pronunciar ninguna palabra.


Cuando las unidades de Cruz Roja y Fuerza Pública llegaron al lugar, ubicaron a la persona herida, así como a las cinco víctimas estudiantiles muertas dentro de una habitación de la propiedad.


“Inmediatamente después del hallazgo, se inició la investigación de homicidio y se pidió colaboración a la Oficina de Planes y Operaciones (OPO) del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para conformar un equipo interdisciplinario integrado por personal de la Unidad de Análisis del Comportamiento Criminal (UNACC) y de especialistas en la escena del Archivo Criminal”, recordó Abelardo Solano Díaz en el podcast Expediente Cero 43, quien en ese entonces se desempeñaba como jefe de la Delegación Regional de Liberia del OIJ.


En ese momento la información era escasa, tanto a lo relacionado y las razones por las que se cometió el crimen, como sobre el o los principales sospechosos. Durante la revisión del lugar por parte del OIJ no se halló presencia de drogas ni alcohol, y tampoco había rastros de forzadura en la puerta principal o ventanas.

Las víctimas


Las identidades de las cinco víctimas se dieron a conocer a la prensa el mismo viernes en horas de la mañana.


Joseph Briones Solís (22 años), Dayana Martínez Romero (24), Stephanie Hernández García (24), Ingrid Massiel Méndez Serrano (23) y Ariel Antonio Vargas Condega (24), fueron identificados por la policía judicial.



Los hechos ocurrieron en barrio La Victoria. La Nación 2017.
Los hechos ocurrieron en barrio La Victoria. La Nación 2017.

Joseph era estudiante de las carreras de Dirección de Empresas y Administración Aduanera; Ingrid era estudiante de Psicología; Dayana y Stephanie cursaban las carreras de Educación Primaria y Dirección de Empresas en la Universidad de Costa Rica (UCR), en la sede de Guanacaste. Por su parte el joven Ariel estaba estudiando Gestión Empresarial en la Universidad Técnica Nacional (UTN).


Stephanie y Joseph eran novios desde que estaban en el colegio y continuaron su relación al ingresar a la Universidad. La menor de edad era prima de Hernández y se encontraba de visita en Liberia.


Las otras dos mujeres eran amigas cercanas de Stephanie y, entre todos, alquilaban desde hace aproximadamente seis meses la casa donde ocurrió el suceso, debido a que eran vecinos del cantón de Upala, Alajuela.


Todos murieron como consecuencias de heridas de arma blanca en el cuello. Solo sobrevivió la menor de 14 años, quien presenció los hechos y tuvo que hacerse la muerta para poder sobrevivir.


Para el jefe policial, “en la historia criminal de Liberia yo no creo que haya un caso semejante; aunque ha habido otros homicidios quíntuples relacionados con el crimen organizado; en este caso estamos hablando de una connotación diferente ya que se trataba de jóvenes estudiantes, personas buenas sin ningún tipo de antecedentes”.


Todos fueron asesinados dentro de una habitación. La Nación 2017.
Todos fueron asesinados dentro de una habitación. La Nación 2017.

Un equipo fundamental para la investigación


Un equipo especial del OIJ, fue enviado desde San José, minutos después de que se diera aviso del suceso a las autoridades. Este grupo realizó todo tipo de inspecciones dentro de la casa, desde la acera hasta el último cuarto, donde fueron encontrados los cuerpos con mordazas y llenos de sangre.


Luego de las autopsias realizadas a los cuerpos de los jóvenes se pudo concluir que las heridas causadas fueron realizadas con un cuchillo de cocina que no fue ubicado en la escena.


En el transcurso de una semana no se tenía nada claro que pudiera vincular al o los responsables de cometer esta masacre.


“Al llegar a Liberia, miembros de la Unidad de Análisis Criminal nos reunimos con el personal de investigación de la Delegación Regional de Liberia que tenía a cargo el caso, había mucha información y varias hipótesis para descartar, las llamadas al Centro de Información Confidencial (CICO) inundaban de diligencias la Delegación Regional y el personal no daba abasto descartando líneas investigativas que apuntaban a un sinnúmero de posibles sospechosos”, mencionó durante el podcast María José Rodríguez Cruz, socióloga de la Unidad del Comportamiento de la OPO.


Durante la investigación participaron funcionarios de todo el país. La Teja 2017
Durante la investigación participaron funcionarios de todo el país. La Teja 2017

Solo la menor sobrevivió al ataque, quien tuvo que ser trasladada al Hospital Dr. Enrique Baltodano Briceño de Liberia en estado crítico y quien evolucionó bien a pesar de la herida que le propiciaron.


La socióloga agregó: “Las limitaciones para entrevistar testigos son diversas, pero en esta ocasión había muchas particularidades, pues no solo era una menor de edad, sino que fue testigo de los hechos, víctima de esta persona que aún no era detenido, por lo que además de la limitación física que presentaba al haber sufrido una profunda herida en su cuello, las secuelas emocionales eran simplemente devastadoras y evocaban recuerdos que impedían la fluidez de la pericia realizada por una profesional en psicología”.


Se pudo determinar que las cinco víctimas dormían cuando fueron atacadas en la pura madrugada del día 19 de enero de 2017. Stephanie y Joseph junto a la menor sobreviviente dormían en un cuarto; en el cuarto de al lado se encontraban Ingrid y Ariel, mientras que Dayana dormía sola en el tercer dormitorio.


De acuerdo con los análisis forenses, el hombre atacó a los estudiantes a la 1:09 de la madrugada y los homicidios ocurrieron entre las 2:10 y 2:49 de la mañana.


“El sospechoso ingresó de manera abrupta y con cuchillo en la mano, despertó a los jóvenes y los obligó a salir del cuarto para llevarlos a donde estaban durmiendo Ariel e Ingrid, a quienes despertó pasándoles el cuchillo por las piernas. Seguidamente obligó a Ariel a que amarrara a Joseph, Ingrid Massiel, Stephanie y la menor de edad de pies y manos. Una vez que estaban imposibilitados para defenderse amarró a Ariel y para asegurarse que no se iba a soltar, apretó las amarras que este había hecho”, detallo Solano.

Debido a las diferentes entrevistas con la menor, esta fue capaz de describir no solo la dinámica de los hechos, y gracias a su testimonio se pudo individualizar al responsable de los hechos, debido a que pudo indicar tanto sus rasgos físicos como un tatuaje en su espalda.


Retrato hablado del sospechoso. Archivo Criminal OIJ
Retrato hablado del sospechoso. Archivo Criminal OIJ

Otro punto importante en la investigación fue el aporte que dio un sacerdote. Abelardo Solano detalló, que a la semana de que no se tenía a ningún sospechoso vinculado de manera directa con los hechos, se presentó a la Delegación Regional de Liberia una persona (un sacerdote) y le entregó un sobre, que procedió a abrir y adentro venía escrito en una hoja de papel el nombre de una persona y una foto similar al retrato hablado, así como la dirección de esta persona. El cura señaló que una persona se lo había entregado a él y este sirvió como canal para hacer llegar la información.


“Inmediatamente yo llamo a los compañeros de investigación para que realicen la consulta en los sistemas policiales del nombre Ríos Mairena Gerardo Alonso, alias Waco, y al observar las fotos pudimos ver el tatuaje que había descrito la sobreviviente”, agregó el jefe policial.


Otra de las pruebas con las que se contaba eran una huella digital impregnada con sangre sobre un apagador del apartamento y fluidos biológicos en las partes íntimas de una de las víctimas, todas estas fueron claves para identificar a Ríos Mairena como principal sospechoso de cometer esta masacre.


Es así como tras múltiples diligencias de investigación se logró determinar que el único responsable de los hechos era un sujeto de 33 años de edad, albañil de profesión, consumidor habitual de drogas y con antecedentes penales por narcotráfico, el cual vivía con su madre biológica cerca de sus abuelos, ambas casas ubicadas en la misma propiedad que el apartamento donde ocurrieron los hechos.



Detención de Gerardo Alonso Ríos Mairena. La Nación 2017
Detención de Gerardo Alonso Ríos Mairena. La Nación 2017

Las casas tenían acceso mediante un pasillo común que compartían con el apartamento que alquilaban los estudiantes, dato fundamental en la reconstrucción del hecho, pues no hubo forzadura ni en el portón de ingreso común, ni en la puerta principal del apartamento.


El viernes 3 de febrero del 2017, quince días después de la masacre, el OIJ logró detener a Ríos Mairena, tras efectuar un allanamiento en la propiedad en barrio La Victoria de Liberia. Cuando la Policía ingresó a la casa de Ríos y la de sus abuelos, donde solía pasar tiempo, encontraron al sospechoso escondido debajo de la cama de los adultos mayores.


Gerardo Alonso Ríos Mairena, ingresó al apartamento sin camisa, con una pantaloneta blanca y unos tenis de color grises sin cordones. Estas indumentarias coinciden con las que se decomisaron durante la requisa policial; pese a que ya se encontraban lavadas, el perro Aquiles de la Unidad Canina del OIJ indicó que había rastro de sangre en las piezas.


Además, fue posible ubicar el cuchillo con el que habría ocasionado la muerte de los universitarios.


Cegado por una obsesión


Una pasión o fantasía sexual compulsiva hacia una de las víctimas empujó a Ríos Mairena a masacrar a los cinco jóvenes esa madrugada.


“A pesar de que en muchos casos la motivación de un agresor es difícil de identificar, se logró determinar que, para Gerardo, fue una especie de fantasía sexual lo que lo motivó a ingresar a la vivienda sin autorización y en horas de la madrugada, a sabiendas que los estudiantes estarían durmiendo y el efecto sorpresa que les causaría imposibilitaría o al menos reduciría la capacidad de reacción y defensa ante el ataque perpetrado con arma blanca”, manifestó la socióloga Rodríguez Cruz.


Una de las hipótesis policiales indica que pudo estar obsesionado con una de las víctimas y actuar de tal forma por una fantasía sexual ya que Ingrid Massiel Méndez tenía indicios de haber sufrido un abuso sexual.


Para Solano la información que se logró recopilar de los análisis de los profesionales en psicología y sociología que trabajaron durante la investigación fue importante ya que se pudo determinar que este sujeto tenía una fijación por Massiel.

“El día anterior de los hechos hubo un partido de futbol entre el equipo de Liberia y Liga Deportiva Alajuelense por lo que Ariel, quien tenía una relación sentimental con esta muchacha se quedó a dormir y este fue el detonante para que Ríos Mairena actuara contra los jóvenes. Es por esta razón que Ingrid Massiel y Ariel fueron los que presentaron las heridas más contundentes de las víctimas”, recordó el jefe policial.


Ríos tenía posibilidad de acercamiento, visualización, contacto y hasta las llaves del apartamento donde dormían los seis jóvenes.



Ríos Mairena fue declarado culpable por los hechos. Monumental 2020
Ríos Mairena fue declarado culpable por los hechos. Monumental 2020

Al tener facilidad de ingreso a la vivienda, el sospechoso usó esto a su favor para llevar a cabo sus fantasías, en donde se sentía con total y absoluto control sobre la situación, causando terror en sus víctimas, el miedo que estos jóvenes pudieron haber experimentado en ese momento es lo que buscaba el homicida para sentirse superior a ellos, triunfante, sobre todo contra la joven de la cual estaba obsesionado, como una forma de venganza hacia a ella.


La socióloga de la OPO, María José Rodríguez, calificó a Gerardo como un tipo sádico, con personalidad limítrofe y disociada, además de hostil, agresivo, voyerista, narcisista y paranoico.

Lo anterior, sumado al consumo de marihuana y a su fantasía sexual compulsiva, son los elementos que motivaron a este individuo a cometer el hecho criminal contra los cinco estudiantes.


El Tribunal Penal de Liberia condenó a Gerardo Alonso Ríos Mairena a 216 años de prisión por el homicidio de los cinco estudiantes, una tentativa de homicidio y un abuso sexual contra persona mayor de edad. Él insistió en su inocencia, pero el 12 de julio del 2019 la Sala III confirmó que era el único responsable del crimen.


Uste puede escuchar toda la historia y muchos más detalles de este caso en el podcast Expediente 043 en el siguiente link: https://open.spotify.com/episode/2vfWgnhYoQ5GieaZkv88sV?si=jpfySAPwRc20kady8jDngA



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