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  • Juan Pablo Alvarado García

La “epidemia” de las estafas bancarias

“Uno se siente que es una lucha por la dignidad, por el honor. Uno se siente humillado, ultrajado. Es una angustia tan fea. Te sentís inútil, porque no podés hacer nada, únicamente ver como tus ahorros se esfuman. Uno entra en un estado de histeria e indignación porque en cuestión de minutos te dejan la cuenta en cero.


¡Son tantas sensaciones encontradas que ya no se trata solo de perder el patrimonio!”


De esta manera doña Carmen, una cliente de un banco estatal relata como un antisocial se hizo pasar por un funcionario de su entidad financiera, la convenció que se quedara en línea, nunca le pidió ningún dato personal y le proporcionó información que le generó confianza.


Luego de varios minutos de estar en la línea con el supuesto empleado bancario se percató que se trataba de una estafa y que sus ahorros estaban comprometidos.


Es sorprendente hasta dónde pueden llegar estas personas que se dedican a cometer estafas. Hoy en día las historias de fraudes millonarios atraen a los seguidores de las series o documentales que se transmiten por las plataformas populares de streaming. Pero casos como los que han inspirado a los guionistas de estas producciones audiovisuales, son una muestra de lo que a diario ocurre en nuestro país.


Datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), señalan que en los primeros seis meses de este 2022 se han registrado un total de 1982 denuncias por el delito de estafa informática, mientras que en los 12 meses del año anterior (2021) se recibieron 926 denuncias por este tipo de delito.


El problema de las estafas no es solamente un golpe patrimonial, sino que es una afectación completa cuyo impacto en la vida de las víctimas no está lo suficientemente interiorizado por la población que las rodea. Las principales modalidades de estafa son aquellas en las que los delincuentes se hacen pasar por funcionarios bancarios y enmascaran los números telefónicos remitentes.


De esta manera, a las víctimas les llaman de un número telefónico que parece ser el oficial, y a partir de ahí, les envían correos electrónicos con accesos a páginas falsas, en donde poco a poco les van sacando datos personales, hasta que logran el acceso a las cuentas bancarias para transferir el dinero de estás a terceras personas que se les conoce como cuentas destino (personas que no son parte de la banda criminal y en su mayoría se trata de personas con un alto grado de vulnerabilidad, por su situación socio económica, que reciben un pago mínimo por prestar su cuenta bancaria).


Recuerde que, si le llaman presuntamente de su banco, o le mandan algún mensaje de texto, NO responda. Cuelgue, y marque usted mismo al número de su entidad bancaria para confirmar que sea una llamada legitima.


Alerta en la compra y ventas por Internet


Gracias al Internet, al correo electrónico y las redes sociales, nunca había sido tan fácil encontrar enormes grupos de posibles víctimas.



La pandemia del Coronavirus ha modificado el habito de la compra y venta en línea (online) de los consumidores costarricenses y ha empujado a la adopción del comercio electrónico. El confinamiento animó a nuevos compradores y abrió los ojos a las pymes que aún no vendían por Internet.


Según el reporte “Digital Market Outlook” del portal especializado en estadísticas Statista, durante el 2020, en Costa Rica las compras en línea aumentaron un 48% y que el 70% de los consumidores afirman que continuarán con esta metodología de compras.


Debido a este fenómeno año con año se ha registrado un incremento importante en las estafas con la modalidad del comprobante falso y con la venta de bienes o servicios, así lo reflejan datos de la Sección de Fraudes de San José.


En los primeros seis meses de este 2022 un total de 122 personas se presentaron ante las autoridades judiciales de San José a interponer una denuncia por haber sido víctimas de una estafa por comprobante falso y ha representado un daño económico de alrededor de 30 millones de colones.


En este caso el 90% de los estafadores se presume que operan desde el interior de los centros penitenciarios del país y tienen una modalidad definida de trabajo, al estar pendientes de las páginas de ventas para buscar a sus posibles víctimas. Lo hacen contactando al vendedor y mostrando un alto interés en el artículo.


Una vez que este supuesto comprador los contacta, les pide fotografías, información del bien y asegura que va a realizar la compra, por lo que solicita una cuenta o algún número para realizar la transacción. La víctima lo envía y es en ese momento que le suministran un comprobante falso debido a que los antisociales cuentan con las plantillas de las diferentes entidades financieras, que por medio de aplicaciones en línea logran modificarlos.


Por obvias razones el depósito no se realiza, envían a algún transportista de alguna de las plataformas digitales a recoger el bien, por lo que muchas veces la persona entrega el artículo.


Tal es el caso de un sujeto afectado de apellido García, quien a mediados del 2021 fue víctima de este tipo de estafa.


En mi caso yo necesitaba vender un reloj por lo que decidí publicarlo en una red social, a los pocos minutos un sujeto que se hizo pasar por “Kevin” se interesó por el dispositivo y quedamos de vernos en un centro comercial en Desamparados para realizar el negocio.


Estuve frente a una tienda de deportes esperando a que llegara el mensajero a recoger el reloj. Cuando este llegó realizó una llamada al supuesto comprador para informarle que el artículo estaba en perfecto estado; nos comunicó con el tal “Kevin”, para indicarme que el depósito había sido realizado por medio de transferencia bancaria directa.


Revisé el comprobante y todo parecía normal, mis datos completos y todo parecía en orden”.


A partir de ese momento es que se puede dar otra modalidad de estafa y es que la víctima contacta al supuesto comprador y este le indica que se realizó el trámite por lo que debe ser un error del banco, por lo que generan una llamada tripartita o le dice que lo va a contactar el supuesto funcionario bancario.


“Al día siguiente el tal “Kevin” me contacta y me indica que necesita que se realice una llamada en conferencia para poder liberar el saldo retenido por el banco.


Me ingresa una llamada del supuesto funcionario bancario, me pregunta mi número de cedula y él mismo me indicó el usuario de mi banca en línea. Posteriormente me hace llegar un correo con una re dirección al banco que estoy afiliado, se veía igual a la de la entidad financiera (es una página fraudulenta), llené los espacio solicitados, y me dijo, “ok, te voy a mandar un código, y me lo repetís”.


En ese momento alrededor de un millón de colones y años de ahorros se esfumaron en minutos”.


Mediante esta metodología es como las víctimas se ven doblemente estafadas pues en primera instancia perdieron el bien que se encontraban vendiendo y luego el dinero que se encontraba en su cuenta bancaria.


Por eso es recomendable que cuando se encuentre negociando algún artículo pida que la transacción sea con dinero en efectivo o si bien se tratara de una transferencia bancaria, entregue el producto, cuando la plata se vea reflejada en su cuenta.


¿Demasiado barato para ser verdad?


Otro de los métodos de estafa que ha aumentado y son cada vez más las personas que caen en la trampa de los llamados productos fantasmas.


Este se ha convertido en uno de los fraudes más típicos en la era de Internet, y al mismo tiempo de los más difíciles de detectar; ocurre cuando se cree que se está comprando algo muy barato, pero la realidad es que es un engaño y el producto no existe.


Mi nombre es Susana y hace un tiempo me estafaron por Internet”. Este tipo de publicaciones aparecen muy a menudo en grupos de redes sociales para denunciar las peripecias que sufren las víctimas de estafas en compras en línea.


Ocurre con todo tipo de bienes y servicios, desde vuelos hasta muebles, seguros de viaje, tiquetes de espectáculos o artefactos electrónicos, que, en apariencia, son una ganga.


Durante enero y junio del año anterior la Sección de Fraudes de San José recibió un total de 170 denuncias de víctimas de estafa a la hora de comprar un artículo por medio de alguna red social, mientras que en los primeros seis meses de este año se recibieron 236 denuncias, lo que representa alrededor de un 40% en el incremento; y ha significado un perjuicio económico por aproximadamente 54 millones de colones y 28 mil dólares.


Los delincuentes están constantemente buscando nuevas estrategias para convencernos de que soltemos nuestro dinero, y una de ellas es a través de productos o servicios falsos, o sea, que no existen.


Si los consumidores pagan por esos productos fantasmas por medio de una transacción bancaria, existen pocas probabilidades de que el dinero se logre recuperar.


Según indicó Yorkssan Carvajal, jefe de la Sección de Fraudes, ninguno de estos sitios web de phishing son rastreables. Los números son enmascarados por lo que no se pueden rastrear y los servidores de las aplicaciones están en Estados Unidos y a pesar de que se solicita la información al país donde están, esta no es facilitada. Además, los estafadores utilizan chips de celular prepagos con datos falsos y registran estos números a cuentas Sinpe Móvil, por lo que hace aún más complicado detener a los responsables.


Este año la Sección de Fraudes del OIJ ha logrado desarticular a tres bandas que se dedicaban a realizar estafas mediante la modalidad de venta falsa.


Es importante recordar que las estafas de productos fantasma son sólo una parte de los fraudes que existe en Internet. Al igual que con cualquier otro tipo de fraude en línea, la clave para los usuarios es mantenerse escépticos y en alerta.

Recuerde que cuando vea algo demasiado fácil, ahí es donde debe de preocuparse, porque probablemente es un engaño. Los supuestos estafadores normalmente ofrecen precios más bajos en los productos para hacer llamativo el artículo.


Para evitar problemas cuando realice una compra en línea, siempre recuerde:


• Inspeccione los artículos antes de comprarlos.

• Establezca como punto de encuentro un lugar público; preferiblemente un área bien iluminada y de ser posible durante horas del día.

• Revise los perfiles de compradores/vendedores. Manténgase alerta si los perfiles fueron creados recientemente.

• Utilice solamente métodos de pago confiables.

• No envié artículos sin que antes le hayan realizado el pago y verifique que el dinero este en su cuenta.


Si sucede lo peor y sospecha que ha sido víctima de una estafa, acuda a la oficina del OIJ más cercana e interponga la respectiva denuncia.

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