- Juan Pablo Alvarado García
Uno de los primeros asesinos en serie sentenciado en el país
Actualizado: 2 may
El levantamiento de un cuerpo cuya manera de muerte es el homicidio, se debe realizar con mucha mesura, se toman fotos del cuerpo, la escena, y las evidencias, además, se toman apuntes con mucha exactitud, pues a primera vista nunca se va a saber si se está ante un homicida serial hasta que las evidencias en los casos empiecen a coincidir.

Adrián Javier Arroyo Gutiérrez, conocido como "el Mata Indigente", es un asesino serial que acechó en el sur de la capital (San José) a mujeres en condición de indigencia y fue condenado por matar a 6 de ellas, aunque se estima que fueron alrededor de 11 homicidios.
Nació en San José, Costa Rica el 17 de junio de 1976 y se dedicaba a la recolección de chatarra por los alrededores del sector de Barrio México.
Su primera víctima fue Natalia Salazar, una habitual de la calle a la que le ofreció unas cuantas dosis de crack a cambio de sexo. Esta mujer apareció el 10 de abril del 2015 en estado de descomposición en un lote baldío en la Urbanización Las Margaritas en San Sebastián.

Desde ese momento, este sujeto elevaría el nivel de brutalidad de sus homicidios. Normalmente buscaba mujeres que intercambiaran favores sexuales por drogas. Abordaba sus víctimas y las llevaba a un lugar apartado, donde posteriormente las violaba y estrangulaba, con el fin de acabar con la vida de estas mujeres.
Posteriormente, cubría sus partes íntimas con hojas, dejando los cuerpos sentados con las piernas encorvadas, y huía del sitio.
Los crímenes continuaron durante los siguientes seis meses. Dos días después de encontrar el cuerpo de Natalia, fue ubicado en el sector de Barrio México el cadáver de una mujer que no fue identificada al momento.
“Se supo que tenía alrededor de siete días de fallecida y se logró identificar como Karen Briceño Juárez por medio de sus huellas dactilares, ya que contaba con expediente criminal”, recordó Roy Ruiz Varga, investigador de la Sección de Delitos Contra la Integridad Física y Tránsito del Departamento de Investigaciones Criminales (DICR), quien para esa fecha se desempeñaba como investigador de la Sección de Homicidios del DICR del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Dos meses después, en junio, una habitante de la calle de 18 años llamada Angeli Trejos, fue hallada en un charral en el antiguo Rancho Guanacaste, en Hatillo.
Ese mismo mes fueron ubicados dos cuerpos femeninos, ya en estado esquelético que a la fecha siguen sin ser identificados. Uno estaba en un lote cercano a la escuela Carolina Dent, en Sagrada Familia, y el otro detrás de una iglesia evangélica en Colonia Kennedy, San Sebastián.

Según Roy, “cuando ya se tenían tres asesinatos nos sentamos con la jefatura y observamos que nos encontrábamos posiblemente ante un mismo sospechoso. Las víctimas eran de una complexión física delgada en estado de indigencia que aparecían semidesnudas y morían asfixiadas”.
Durante la investigación policial no se lograban hallar pistas de quién podría haber cometido estos asesinatos, hasta que días después del segundo crimen surgió una pista cuando Vargas, acudió al sitio donde fue encontrada Karen y un hombre le contó que el día de los hechos vio salir a un tal “Negro” del lote baldío; y le indicó que ubicara a Magaly, una mujer que sobrevivió al ataque de este hombre.
“Tras varios días se recorrieron diferentes puntos de los barrios del sur para encontrar a la tal Magaly, hasta que la logramos ubicar por las cercanías del Museo de los Niños, donde la abordamos y se le explicó lo que estaba sucediendo. Ella nos comenta haber sido abusada sexualmente por un sujeto al que le dicen ‘Negro’ y nos brindó detalles sobre la expareja sentimental del sujeto, se procedió a localizarla y nos indicó el nombre Adrián Arroyo, además, que existía una denuncia penal contra este individuo debido a que había atentado contra la vida de su actual pareja, por lo que se procedió a realizar las consultas en las bases de datos policiales donde se obtuvo el nombre completo del sospechoso”, agregó el investigador judicial.
Luego se realizaron varias diligencias en la zona roja de San José, como fue realizar un censo donde se logró identificar a unas 300 personas habitantes de la calle; de igual manera se les explicó lo que estaba pasando para que se mantuvieran alerta.
“Queríamos estar listos si aparecía una víctima nueva, les explicamos lo que pasaba, las mujeres estaban muy asustadas, se sentían en peligro, les tomamos fotos, nombre y número de cédula”
El censo y conocer el nombre del sospechoso principal no frenó los crímenes, los cuerpos empezaron a aparecer con más frecuencia por lo que se procedió a pedir colaboración a la Unidad de Análisis del Comportamiento Criminal (UNACC), un grupo interdisciplinario, creado desde la Oficina Planes y Operaciones (OPO) para la investigación de crímenes violentos, que es conformado por profesionales en psicología, sociología, criminología, derecho; así como, investigadores de amplia experiencia.
“Se procedió a recopilar la información de todos los casos con el fin de realizar tablas para acomodar la información que se tenía probada, se comenzó un análisis de todas las víctimas con el fin de realizar hipótesis con base a la víctimología y se desarrolló un perfil geográfico de los hechos con el fin de relacionar al sospechoso con los diferentes homicidios”, mencionó la especialista, María José Rodríguez Cruz, socióloga de la OPO.
El 14 de julio encontraron asesinada a Alicia Carmona Castillo, de 27 años, en un lote del residencial Mallorca, en San Sebastián. La escena macabra se repitió el 26 de julio, cuando debajo del puente peatonal de Hatillo 4 se encontró el cuerpo de Tania Marlene Barrientos Astúa, de 49 años.

Días después, el 6 de agosto se encontró en un lote de Sagrada Familia el cadáver de Charlyn Robles Vargas, de 26 años.
“Buscaba mujeres en situación de indigencia, debido a que cuentan con una red de apoyo escasa o prácticamente nula debido a que desaparecen de su familia por meses. Esta es una población vulnerable y socialmente discriminada a las que les ofrecía droga a cambio de sexo con la intensión de satisfacer sus necesidades”, mencionó la socióloga.
El sospechoso, ya identificado por la policía judicial, seguía en libertad y se tenía que actuar rápido antes que cometiera nuevamente otro delito.
Por su parte, Magaly, a la que el individuo había violado, estaba dispuesta a denunciar y eso ofrecía la oportunidad de detener a Arroyo.

En septiembre de ese mismo año y con colaboración de la Unidad de Vigilancia y Seguimiento (UVISE), los oficiales logran ubicar y a proceder con la detención de Arroyo por las cercanías del Museo de los Niños, justo donde encontraron uno de los primeros cuerpos. Seguidamente, fue trasladado a los laboratorios del Departamento de Ciencias Forenses (DCF), con el fin de obtener pruebas científicas para ligarlo con los diferentes casos, debido a que en tres de sus víctimas se logró obtener restos de semen y en una ocasión se ubicó un elemento piloso.
En setiembre del 2016 Adrián Javier Arroyo Gutiérrez, fue condenado a 110 años de prisión por el homicidio de seis mujeres indigentes y dos violaciones, a pesar de que el Ministerio Público la había acusado por 11 homicidios.
El análisis de la conducta criminal
En el programa radiofónico OIJ a su servicio del 24 de mayo del 2018, la sicóloga forense Carmen Zeledón Grande de la Sección de Psiquiatría y Psicología Forense del Departamento de Medicina Legal (DML) del OIJ, manifestó: "Un asesino en serie es aquella persona que cometa tres o más crímenes en lapsos de tiempos diferente, si el asesino nace o se hace todavía nos seguimos preguntando lo mismo, la ciencia busca responder a esto, el asunto es que esas investigaciones no están acabadas, hay sesgo en las tomas que se analizan, entonces hay distintas hipótesis. Además, los sospechosos siempre dejan su firma en el cuerpo o en la escena del crimen”.
La investigación criminal es entendida como la aplicación de diferentes recursos, métodos y procedimientos proporcionados por la ciencia a los procesos policiales, con el propósito de conocer la existencia de un delito y al perpetrador (López & Gómez, 2000).

Por un lado, la criminología aporta teorías para la comprensión de la conducta criminal y desviada de la norma social, pero además trasciende la teoría y ofrece no solo la descripción y explicación de los fenómenos delictivos, sino que también predice bajo qué circunstancias se favorecerá o se dificultará el desarrollo de conductas antisociales e interviene sobre los factores relacionados con estos comportamientos, con el objetivo de prevenirlos (Garrido, Stangeland & Redondo, 2006); mientras tanto, la criminalística se centra en el análisis de la evidencia física más relevante.
Específicamente en la elaboración de perfiles criminológicos son útiles los conocimientos de la criminología y de las diferentes ciencias sociales, en particular los relacionados con la consistencia comportamental en el tiempo y el mantenimiento de la evidencia conductual en todas las acciones, que dan explicación al comportamiento humano (Vargas, 2008).
Es gracias a estos dos postulados que se hace posible hablar de comportamiento criminal y perfilación criminológica, que surge como técnica de apoyo a la investigación criminal, para conocer las características, motivaciones y actuaciones del autor de un delito (por lo general culpable de homicidios y/o violaciones seriales), a partir del análisis y evaluación de las evidencias físicas, comportamentales y psicológicas que deja el agresor en la escena del crimen y en la víctima.

“El análisis del comportamiento criminal abarca muchas más herramientas de las ciencias sociales, como lo es el nivel educativo, ubicación geográfica, habilidad física; en cuanto la perfilación reduce la lista de sospechosos que cumplan ciertas características como rango de edad, ciertos conocimientos, algún tipo de ocupación y aspectos psicológicos como rasgos de personalidad. Esto se logra al analizar las evidencias que se recolectan en la escena, la reconstrucción de los hechos y la victimología; que son pasos previos para sacar una lista de posibles sospechosos”, mencionó la socióloga Rodríguez Cruz.
Por su parte, Omar Brenes Campos, jefe a.i. de la Oficina de Planes y Operaciones, explica: “El equipo Itinerante del UNACC, realiza Perfilado Criminal, mediante las metodologías V.E.R.A, que proviene del acrónimo de los cuatro pilares en los que descansa la técnica: Víctima, Escena del crimen, Reconstrucción del sitio y posible Autor. También por medio del Análisis de Evidencia Conductual (BEA por sus siglas en ingles), que conlleva el método de análisis de la escena del crimen y perfil criminológico, este incluye la interpretación de evidencias físicas, Victimología y características de la escena del crimen.
Ambas generan un producto que es de utilidad en las investigaciones para tener una guía en un caso determinado y la resolución del mismo; se debe dejar claro que es una herramienta para la Investigación Criminal, en otras palabras, las metodologías que se utilizan no son una pericia o elemento probatorio, sino una serie de análisis o exámenes interdisciplinarios que llegan a aspectos conclusivos y aportes de diferentes profesionales”.

Cuando se da un análisis de la escena del crimen y todos los aspectos relacionados con un delito, se puede determinar las motivaciones del agresor y sus características físicas y de personalidad más sobresalientes, que permitirán un acercamiento para reducir la cantidad de sospechosos y así aumentar las posibilidades de capturar al culpable.
Estos se basan en la evidencia de patrones de conducta particulares en determinados actos delictivos, que permiten individualizar los delitos, con el fin de facilitar su entendimiento y el uso de las categorías como lo son:
Víctimología: Se encarga de analizar los factores que provocan que una persona se convierta en víctima (estilo de vida, características físicas, relaciones afectivas, laborales, etc.).
Entrevista a profundidad: Es un método de recolección de datos que permiten recopilar información sobre múltiples áreas de la vida de una persona o de un hecho en particular. Es flexible, permite interactuar frente a frente y observar el comportamiento.
Análisis psicológico: con el fin de identificar un tipo de persona (no una persona en particular) para orientar la investigación y la captura.
Valoración de Riesgo: A partir del análisis de la información de una persona sospechosa (psicológica, social, delictiva, etc); se aplican criterios científicos para realizar una valoración de riesgo de reincidencia criminal.
Perfil criminal: Es una estimación acerca de las características biográficas y de estilo de vida de la persona responsable de una serie de crímenes graves, que aún no ha sido identificado (Garrido, 2006).
Su objetivo es focalizar la investigación en sospechosos/as más realistas (maximizar el uso de los recursos).
Contraperfil: Consiste en examinar al imputado y extraer su perfil, para posteriormente compáralo con el que se había hecho del presunto sospechoso.
Perfil geográfico: Se analiza la ubicación de una serie de delitos para determinar la zona en la que es más probable que el autor de los hechos tenga su punto de anclaje (casa, estudio, trabajo), así como características geográficas, ambientales, direccionalidad y patrones geográficos.
Otras herramientas utilizadas por la UNACC para poder realizar un análisis de comportamiento criminal son:

Análisis telefónico
· Ayuda a conocer la dinámica de las comunicaciones telefónicas de un determinado grupo de teléfonos en contraposición con eventos relevantes del desarrollo del delito.
· Los resultados aportan información que sirve para la elaboración de hipótesis.
Descripción sociodemográfica
· Se revisan las características particulares de la zona donde se están cometiendo los hechos para determinar posibles factores que permitan identificar características del autor.
Análisis de redes sociales
· A partir de los perfiles se analiza tanto la interacción, como sus gustos, preferencias, amigos/as, sus discursos, entre otros.
Bibliografía:
Castro, C. (09 de setiembre del 2016). “Psicópata del Sur” acepta 6 asesinatos y 2 violacione. Diario Extra. https://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/306803/psicopata-del-sur-acepta-6--asesinatos-y-2-violaciones
Fallas, G. (08 de setiembre del 2016). Recolector de chatarra condenado a 110 años por asesinar a seis mujeres indigentes. La Nación. https://www.nacion.com/sucesos/judiciales/recolector-de-chatarra-condenado-a-110-anos-por-asesinar-a-seis-mujeres-indigentes/BUEX23O5FREMZO5A2ESOWZF544/story/
Garrido, V. & López, P. (2006). El rastro del asesino. El perfil psicológico de los criminales en la investigación policial. Barcelona: Ariel.
Garrido, V., Stangeland, P. & Redondo, S. (2006). Principios de criminología (3era edic). Valencia: Tirant lo Blanch.
López, P. & Gómez, P. (2000). Investigación criminal y criminalística. Bogotá, D. C.: Temis.
Vargas, N. (2008). La criminología y la investigación criminal. En C. Calixto (Ed.). Experiencias en investigación criminal. Bogotá, D. C., Escuela de Investigación Criminal.
Rojas, P. (10 de setiembre del 2016). Adrián: Así cayó el asesino en serie que operaba en San José. CRHOY. https://www.crhoy.com/nacionales/adrian-asi-cayo-el-asesino-en-serie-que-operaba-en-san-jose/